¿Qué te gustaría hacer con tu vida? Todos queremos embarcarnos en algo que realmente nos importe. El Padre Moon explicaba que “Dios no nos ha mandado a este mundo sin un propósito. Cuando Dios nos creó, Él invirtió todo su amor en todas y cada una de las personas. Por eso todos hemos sido creados para algo grande”. Pero exactamente ¿cuál es ese propósito?.
Nos puede resultar abrumador vivir a la altura de esa “grandeza”. Podemos estar estancados por días, meses y años tratando de precisar cómo hemos de dejar nuestra huella. Pero si queremos marcar la diferencia, tenemos que actuar.
Si no sabes por dónde empezar, puedes hacerte estas preguntas algo extrañas que te brindarán una nueva perspectiva y en última instancia, un mejor entendimiento de tu propósito.

1. ¿Qué escribirán en tu necrológica?
A menudo, no dejamos que nuestra mente piense en la muerte. Es incómodo y triste, así que salvo que sea necesario, la mayoría de nosotros preferimos evitar el tema. Sin embargo, darse cuenta de lo efímera que es nuestra vida física, nos ayuda a definir nuestros valores. Cuando afrontamos el hecho de que nuestro tiempo en el planeta Tierra es limitado, nos deshacemos de aquello que no es esencial y nos quedamos con lo que es imprescindible.
Prueba este ejercicio: escribe tu propia necrológica en un papel. ¿Con qué logros serás recordado?¿Qué dirían tus familiares y amigos acerca de tu carácter y del impacto que has tenido en sus vidas? El Padre Moon explica que cuando fallecemos, deberíamos de dejar atrás una “tumba de amor”. Para ti, ¿qué aspecto tendría?
Ahora que hemos seleccionado nuestra finalidad, toca pensar en los pasos intermedios.

2. ¿Qué tipo de árbol vas a plantar?
En su autobiografía, el Padre Moon nos dice que “establecer una meta es como plantar un árbol. Si quieres plantar un azufaifo en el patio frontal de tu casa, tendrás azufaifas en casa…Piensa cuidadosamente en las metas que elegirás y dónde piensas plantarlas”.
Del mismo modo, la Biblia dice: “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna” (Gálatas 6:8). En otras palabras: siembras lo que cosechas. Si queremos manifestar amor, felicidad y gratitud en nuestra vida y en la de los demás, necesitamos plantar esas semillas. En nuestras acciones diarias, con especial hincapié en nuestra interacción con los demás, paremos por un momento y pensemos “¿Qué tipo de semilla estoy plantando?”.
Definir tu propósito es pensar a largo plazo. Si tomamos decisiones basándonos solamente en beneficios momentáneos o en una alegría instantánea, pondríamos en riesgo la felicidad duradera. Recuerda, una semilla empieza pequeñita y le toma muchos años crecer hasta ser un árbol. Pero una vez crecido, dará frutos a las siguientes generaciones. Así que ¿qué semillas plantaste hoy?

3. ¿Cómo cambiarás el mundo?
Tan importante como elegir qué tipo de semilla plantamos, sería elegir dónde la plantamos. Una vez más, el Padre Moon nos ofrece consejos muy específicos sobre el marcarse metas: “Cuando establezcas tu meta, asegúrate que has tenido en cuenta al mundo entero”.
¿Es nuestro propósito sólo para nosotros? Por supuesto que queremos sentir pasión por nuestro trabajo, pero lo que hacemos no sólo nos afecta a nosotros. Inevitablemente, las cosas que hacemos en nuestra vida afectan a las personas que tenemos alrededor, y albergan el potencial de impactar al mundo.
El mundo está lleno de problemas esperando a ser resueltos. ¿Cómo podrías hacer uso de tus sueños para marcar la diferencia? En alguna parte, existe un lugar que necesita desesperadamente de tu ayuda, a la espera que plantes tu árbol.
Puede ser divertido e inspirador escribir nuestras metas, fantasear y planear, pero a fin de cuentas, tenemos que salir al mundo y hacerlas posibles. Poco a poco, lo que hagamos a diario, importará. Si estamos dispuestos a hacernos preguntas significativas y a mantenernos firmes en nuestros valores y metas, nuestro quehacer cotidiano marcará los pasos hacia nuestro propósito.

Referencias:
MOON, S. M. (2011). Sun Myung Moon: su autobiografía. Una vida consagrada a la paz. Madrid: Sepha