Hay cosas que hacemos sin pensarlas dos veces. Nos duchamos, nos lavamos los dientes, desayunamos y salimos a trabajar. Los hábitos estructuran nuestro día a día y por lo tanto, nuestra vida. En su charla TEDx: «El poder del hábito», Charles Duhigg señala que el hábito representa el 40-45% de nuestras decisiones diarias. Cuanto más hagamos algo, más fácil nos es hacerlo de forma continua. ¿Quiere decir esto que la clave para llegar a ser quienes queremos ser, es hacer de nuestros buenos hábitos algo natural y deshacernos de los hábitos nocivos?

Los buenos hábitos nos pueden parecer más difíciles de implementar, pero todo lo que realmente necesitamos es un pequeño impulso. A continuación presentamos 3 hábitos que practicados diariamente, crearán un efecto de bola de nieve sobre nuestra vida, llenándola de inspiración, amor y luz.

Una vida de «oración activa«

La oración nos ayuda a mantener nuestra brújula espiritual en activo y nos recuerda la importancia de poner orden en nuestra vida. La oración, en palabras del Padre Moon, alivia las frustraciones de nuestros corazones y nos ayuda a encontrar consuelo. También nos ayuda a entender el propósito de nuestra vida, y por supuesto, nos conecta con la fuente divina, nuestro Padre Celestial, que desea formar parte de nuestra rutina.

El Padre Moon cuenta que una vida de oración le ayudó entender el plan de Dios y la misión de su vida, diciendo que las palabras de Dios son como «mensajes codificados, y sentí que tenía que sumergirme más profundamente en la oración». La oración, cuando se convierte en una actividad constante y sincera en nuestra vida, es una fuerza poderosa.

Reserva un momento del día para tener un encuentro con Dios, ya sea de camino al trabajo o unos minutos antes de dormir. Dios quiere construir ese hábito contigo.

Una actitud de gratitud

En el plano espiritual, tanto la gratitud como una perspectiva positiva son de valor inestimable. En su autobiografía, el Padre Moon explicaba: «Siempre recuerdo cuando alguien me ayuda, no importa lo pequeño que sea el gesto. Incluso ahora que tengo noventa años, puedo recitar de memoria todas las veces que la gente me ayudó y lo que hicieron por mí».

El hecho de que el Padre Moon haya atesorado en su memoria cada uno de esos momentos, nos da una pista de cómo hacer de la gratitud un hábito. Él usa la bondad de los demás como combustible para inspirar a sus propios actos de altruismo y continúa diciendo: «Si recibo un favor, es importante para mí devolverlo. Si no puedo encontrar a la persona que lo hizo, es importante que recuerde a esa persona en mi corazón. Tengo que vivir con el pensamiento sincero de devolver el favor a esa persona ayudando a alguien más «.

Al principio puede parecer una costumbre insignificante, pero la gratitud es un hábito que te beneficiará siempre (tanto a ti, como a la gente que te rodea). Un ejemplo que te pueda ayudar sería escribir tres cosas al final de cada día por las que estás agradecido; o menciónalas en tus conversaciones con Dios. Si eres olvidadizo, lleva encima algún recordatorio, por ejemplo joyería, bisutería o un detalle en el bolsillo; y cada vez que lo veas o lo saques, piensa en algo por lo que estar agradecido.

Tener un propósito
Propósito y motivación son lo que finalmente nos conduce a lo que lo que somos. Por ejemplo, todos vamos a la escuela en algún momento de nuestras vidas, pero la razón por la que lo hacemos  marca la diferencia en el tipo de estudiante que somos. Padre Moon dice: «Antes de centrarse por completo en los estudios, los jóvenes necesitan darse cuenta de lo que quieren hacer en la vida. Tienen que determinarse a usar sus talentos para ayudar al mundo y no sólo para sí mismos».El valor de cualquier buen hábito viene del hecho de que nos mantiene alineados. La oración nos mantiene en contacto con el plan de Dios para nosotros mientras la gratitud nos ayuda a mantenernos motivados. Recuerda, los hábitos son cosas que hacemos constantemente. Si algo nos detiene un día, entonces nos puede parar todos los días. No te olvides de llevar a cabo tus buenos hábitos de forma constante.